Nombre de la franquicia
Tranquera
Nombre de la empresa
Tranquera
Dirección postal
Ellauri 438
Montevideo - Uruguay
Persona de contacto
Dpto. de Expansión
Creación empresa 2007
Creación franquicia
Franquicias Uruguay 11
Franquicias extranjero
Monto total.
(Incluye cuota de franquicia)
Cuota de franquicia
Cuota regalías
Fondo de publicidad
Duración del contrato
¿Es prorrogable?
SI
Ayuda financiera
SI
Metros del local
Características del local
Población mínima
Tranquera es el fruto de nuestras tradiciones mas profundas. Es una marca de indumentaria y accesorios 100% uruguaya.
La misión mas importante de Tranquera es integrar el espíritu campestre con las necesidades y la estética de la ciudad. Combinar la comodidad y funcionalidad con la estética y la moda. Para alcanzar estos objetivos ponemos especial énfasis en la elección de las telas, texturas, materiales, formas, modelos y terminaciones de los productos.
MANIFIESTO DE TRANQUERA
Sin dudas en los orígenes de la Banda Oriental, en los albores de la patria. Apretadas en las valijas de los turcos mercachifles y los comerciantes ingleses; en los vascos más tarde. El bombacho o bombacha llegó a reemplazar al chiripá y se quedó para siempre en el atuendo criollo. El poncho en cambio parece haber nacido de las entrañas mismas de la América antes aún de la llegada de los españoles: el “unca” fue el primero por estas latitudes. Después, el calamaco, el pampa, el patria. Fue a fines de 1800 que nació la alpargata. Y entonces de algún modo esta trilogía básica pasó a conformar el atuendo original de nuestros criollos. Pasaron años, siglos, guerras, chirinadas y patriadas. Europa hizo lo suyo; la Revolución Industrial ya había cambiado el sentido del mundo. El hombre conquistaba y crecían ciudades como tacuruses. La modernidad brotaba como una primavera indescifrable.
El confort empezaba a estirar sus caricias. La Segunda Guerra Mundial nos volvió ricos por un rato. Después todo cayó. Ya no valió la vaca ni cotizaron alto los vellones. Los fierros de las marcas se enfriaron. Y reponer un hilo era hazaña. Fue en esos lustros duros, donde todo fue poco, menos la entereza de nuestros mayores. Ahí se vio la raza. La tierra fue lo único de que se disponía; la tierra y el trabajo. Los brazos duplicaron esfuerzo, las cinturas se apretaron las fajas y la esperanza se sentaba a la mesa cada día junto con la escasez. Crecimos del ejemplo de lo digno. De la abundancia que sólo da lo poco. Y un día, ya muchachas como quien quiere zurcirse los recuerdos empezamos a remendar unas bombachas de trabajo. Compramos tela y nos hicimos una para ocasiones especiales y luego otra que alguien nos encargó. Y jugando un juego de ilusiones le pusimos la marca. Y era la marca del fierro del abuelo, la misma que había chamuscado tantas ancas. Y llevados del ejemplo del viejo cuando volvía airoso de la chacra, hicimos de Tranquera una consigna: cosechar a veces, sembrar siempre.